domingo, 4 de octubre de 2009

Don Víctor Eixarch y la fidelidad carlista de Forcall






El forcallano Don Víctor Eixarch Carbó, alentador hasta su muetrte de los ideales tradicionalistas.






















Asistentes al banquete tras el acto de bendición de la bandera del Círculo Jaimista de Forcall
















Carlistas de la comarca de Les Ports asistentes al acto con las banderas de la Juventud Jaimista de Forcall y Morella

















Bandera y Junta Directiva del Círculo jaimista de Forcall












Entre todos los pueblos de la comarca castellonense de Les Ports, fue Forcall uno de los más destacados en su fidelidad a los ideales tradicionalistas representados por el Carlismo.
Patria chica del famoso guerrillero El Roig, que mantuvo alzada una aguerrida partida a poco de concluida la Primera Guerra (1833-1840) en una especie de antecesor del Maquis -aunque de ideas y significado bien distintos-, los forcallanos siguieron vinculados al Carlismo hasta la mitad del s.XX.
Tras la muerte de Carlos VII, acaecida en Julio de 1909, y una vez Don Jaime convertido en el nuevo Abanderado de la Causa, el carlismo local se congregó alrededor de uno de los muchos Círculos o Casinos de la Juventud Carlista que florecieron por todo el territorio nacional.
Uno de sus auspiciadores y sustentadores morales fue Don Víctor Eixarch Carbó, que había hecho la campaña en el Ejército Real del Centro y permanecido después veinticinco años en el exilio por no querer aceptar indultos ni gracias procedentes del gobierno liberal.
Regresado a su pueblo ya en su ancianidad, Don Víctor fue el alma de la organización jaimista, que encontró en él "un consejero prudente y desinteresado, un padre cariñoso y un maestro que supo infundir en la juventud de su pueblo los alientos que a él la edad le iba robando" (necrológica en La Voz de la Tradición, 29 de Noviembre de 1912).
Don Víctor presidió la inauguración del Círculo de la Juventud Jaimista de Forcall en noviembre de 1911 e hizo de padrino en la ceremonia en la que se bendijo su bandera, con la asistencia de los correligionarios del Círculo de Morella, que portaban igualmente su estandarte y con los que compartieron después el banquete de hermandad.
Don Víctor falleció a los 74 años, dejando un inolvidable recuerdo entre sus paisanos y entre todos los carlistas de Los Puertos y el Maestrazgo.

El carlismo morellano durante la época de Don Jaime









Juventud Jaimista de Morella en 1912










Misa de campaña de los carlistas morellanos en 1908












Junta Directiva del Círculo Jaimista de Morella















Congregación de jaimistas morellanos para conmemorar la onomástica de Don Jaime III













Visita de jaimistas morellanos a la fuente de Ntra. Sra. de la Esperanza en el verano de 1912

















Café del Círculo Jaimista de Morella














Banquete en el Círculo Jaimista de Morella el día de Santiago de 1912, onomástica de Don Jaime.













Bandera del Círculo Jaimista morellano




















Acto carlista en Morella en 1908 con la bendición de la bandera del Círculo Jaimista









Morella mantuvo desde el final de la Primera Guerra Carlista una fuerte vinculación con el Carlismo, que pervive incluso, aunque ya de otra manera, hasta nuestros días, en que hay un renacer del interés por estas páginas de su historia.
Desde las últimas décadas del siglo XIX, superado el traumatismo que supuso la última carlista guerra en tierras del Maestrazgo y Los Puertos(1869-1875), los morellanos fieles al ideario de Dios, Patria, Fueros y Rey legítimo se congregaron en un Círculo o Casino, situado en el viejo casón del marqués de Cruilles. Desde el se editaron publicaciones como "La Fidelidad Morellana", "El Católico Morellano" y "El Defensor", entre otras, que sirvieron de aglutinante y enlace entre cuantos compartían ideales en las tierras del norte valenciano y regiones limítrofes.
La Jefatura Delegada del Marqués de Cerralbo supuso en la España finisecular un nuevo florecimiento del Carlismo, a través de la apertura de miles de Círculos y Casinos o el reverdecimiento de los ya existentes. Esta nueva vida se prolongó -ya en las dos primeras décadas del siglo XX y una vez muerto Don Carlos en 1909 y Don Jaime convertido en el nuevo Pretendiente- a través de numerosos Círculos de la Juventud Jaimista o el Requeté, en su rama masculina, y de las asociaciones de la Margarita, en las que se agrupaban las damas carlistas.
En Morella el Círculo de la Juventud Jaimista mantuvo una gran pujanza durante todos aquellos años, participando de muchos actos regionales y nacionales, y manteniendo estrecho contacto con los Círculos de otros pueblos de la comarca, como el existente en Forcall.
Diversas fotografías recientemente rescatadas del olvido dan muestra de aquella vitalidad y permiten hoy en día recuperar la memoría histórica de aquella parte de la capital de Los Puertos.

sábado, 3 de octubre de 2009

El multitudinario aplech carlista de 1912 en Alcalá de Xivert


Grupo de banderas jaimistas de toda la región







Margaritas de Alcalá que bordaron la bandera del Círculo Jaimista

Dña Magdalena Colóm, con D. Manuel Simó y D. Elías Milán.









La manifestación al llegar al Círculo Jaimista de Alacalá de Xivert


Salida de la iglesia parroquial después de la bendición de la bandera















El municipio castellonense de Alcalá de Xivert sobresalió por su fidelidad a la tradición de la monarquía española contra las ideas liberales importadas de la Revolución Francesa. Durante todo el siglo XIX, en el que su población no bajaba de 5.000 habitantes, proveyó numerosos hombres al carlismo. Su fidelidad legitimista se mantuvo durante el primer tercio del siglo XX, en el que la mayor parte del tiempo estuvo regido por alcaldes carlistas, mantuvo un pujante Círculo Tradicionalista y fue escenario de importantes actos y concentraciones o “aplecs”. En palabras de Vicente Meseguer, al finalizar su espléndida monografía sobre el carlismo xivertense, Alcalá “nutrió de voluntarios a las tropas carlistas de todas las guerras, y llegó a convertirse en la quintaesencia de la Tradición monárquica y religiosa”.[1]

Terminada la última guerra en 1875, el carlismo de Alcalá –como el de toda España- se sumió en un período de latencia sin apenas señales de vida. Sin embargo, tres lustros después renacería con nuevos bríos, especialmente a partir de que el farmacéutico Félix Albert Maurat se hiciera cargo de la jefatura del carlismo local, sustituyendo al anciano y ya poco activo doctor José Vela.

En 1892 se inauguró el casino o círculo social carlista, cuyas actividades sirvieron para vertebrar las simpatías con las que el partido contaba entre la población. La muerte poco después del legendario general Pascual Cucala, acaecida el 31 de Enero de 1893 en Port Vendrés (Francia), causó una honda consternación entre los vecinos de Alcalá, donde sus hijos Bautista y Francisco mandaron celebrar un solemne funeral al que acudió en masa casi todo el pueblo.

A partir de ese año, en que el carlista Nicolás Calduch accedió a la alcaldía, la nómina de alcaldes carlistas o filocarlistas -entre ellos el propio Felix Albert Maurat- dominaría la vida política local durante las siguientes tres décadas, ocupando de forma casi continua la corporación municipal.

En 1905 accedió al gobierno municipal Francisco Cucala el Roig, hijo del difunto brigadier, que sería a partir de entonces referente principal de los carlistas locales durante largos años, hasta prácticamente la Dictadura de Primo de Rivera. La población apoyaba mayoritariamente las ideas del Tradicionalismo, como prueba que en las elecciones celebradas entre 1900 y 1923 en Alcalá siempre ganaron las candidaturas del partido carlista.

Fue probablemente esta constante adhesión de los gaspatxers al ideario católico-monárquico el que dio lugar a la celebración el primer domingo de septiembre de 1912 de un aplec jaimista -nombre que adoptó el carlismo a raíz de que Don Jaime de Borbón se convirtiera en su Abanderado- que constituyó una multitudinaria demostración de entusiasmo popular por la causa tradicionalista.

Los actos fueron organizados por las tres secciones en que se encuadraban los carlistas de la localidad: el Círculo jaimista, que contaba con más de 100 socios; el Requeté, con 49; y la asociación femenina de las Margaritas, que contaban con 133 afiliadas. La celebración del acto contó con el apoyo del Jefe regional del partido, D. Manuel Simó, que trataba de eliminar la influencia caciquil que el barón de Benicasim, Don Franciso Gener, había tenido hasta entonces en las huestes jaimistas de La Plana y el Maestrazgo.

El periódico jaimista "La Voz de la Tradición", en su número del 6 de septiembre de 1912, publicó una extensa crónica de los actos que se desarrollaron aquél día en Alcalá. Su lectura nos permite tener una idea bastante completa de las circunstancias que rodearon al acto.

El sábado llegaron a Alcalá el Jefe Regional de la Comunión Tradicionalista del reino de Valencia, D. Manuel Simó, acompañado de los señores Mingarro y Bellido, de Castellón de la Plana; Criado, concejal de Valencia, y Alcón, presidente del Requeté jaimista valenciano.

El domingo por la mañana llegaron Borja de Llanza y Vicente Carbó, de la Juventud Tradicionalista de Barcelona.

A las siete y media de la mañana se formó la manifestación precedida de las banderas de toda la región. Daban guardia de honor a la bandera que iba a bendecirse las dos banderas de Barcelona.

Llegados al templo, celebró la Santa Misa el Rvdo Don Rosendo Cucala, rector de la iglesia parroquial y verdadera alma de la religiosidad de los xivertenses. Don Rosendo Cucala, que continuaba la línea de su predecesor Don Pascual Lázaro Montrós, combinada su ministerio sacerdotal con una intensa acción social a través de la Cooperativa de Consumos San José y de una Caja Rural, que realizaba una extraordinaria labor benéfica para los vecinos del pueblo e incluso de otros municipios cercanos. Con el tiempo llegaría a ser profesor del seminario de Tortosa.

Más de tres mil personas se acercaron a recibir la Comunión, tras la cual el celebrante procedió a la bendición de la nueva bandera del Círculo Jaimista, que fue apadrinada por la esposa del alcalde, Magdalena Colom, y por el Jefe Regional Manuel Simó.

Terminada la bendición de la bandera, ocupó el atril el Rvdo Don José Miliás, de la iglesia de Santa Bárbara de Tarragona, quien hizo un canto a los defensores de los ideales de Dios, la Patria y el Rey legítimo.

Una vez concluido el acto y después de que la muchedumbre abandonara el templo en una manifestación que recorrió las calles del pueblo, se celebró un banquete, bajo la presidencia de los señores Borja de Llanza, presidente de la Juventud Tradicionalista de Barcelona, Rafael Criado, concejal del Ayuntamiento de Valencia, y Francisco Cucala, alcalde de Alcalá.

Después del almuerzo tuvo lugar el mitin político, que se celebró en el patio de Moya. Fernando Albert hizo la presentación de la nutrida lista de oradores, formada por Manuel Bellido, Miguel Alcón, Vicente Carbó, Manuel Mingarro y Pedro Pascual Villamor, cuyas intervenciones posteriores fueron aplaudidas con entusiasmo por la muchedumbre congregada. Cerró el acto Manuel Simó, quien agradeció a los catalanes su asistencia al acto en apoyo de sus correligionarios del Maestrazgo y La Plana, que con este acto daban muestras de su poderoso resurgir. Su alocución terminó con un vibrante párrafo final señalando que la inmortalidad del ideal carlista se debe a que "si la Patria y el Rey son los pedestales del lema Dios, es también Dios el imán que desde el cielo los sostiene y los levanta para que hasta ellos no lleguen las injusticias y apostasías de la tierra".

Una inmensa y estruendosa ovación puso rubrica a las palabras finales del Sr. Simó, que fue largo rato después aclamado por los asistentes.

El aplec de 1912 supuso sin duda una inyección de entusiasmo para los carlistas de Alcalá y para la vitalidad de su Círculo, que continuaría contando con el apoyo de la población durante las décadas siguientes, hasta los días incluso de la Segunda República. El 4 de Junio de 1835 el propio D. Manuel Fal Conde, Delegado Nacional de la Comunión Tradicionalista, acudió al pueblo a un mitin al que asistieron 5.000 personas.

La persecución y represión durante los trágicos años de la guerra civil de cuantos se declaraban católicos, y, sobretodo, las posteriores crisis postconciliar en lo religioso y de transustanciación del ideario carlista llevada a cabo por Don Carlos Hugo, en lo político, apagaron en Alcalá lo que había sido una adhesión secular a los ideales de Dios, Patria y Rey.

En nuestros días renace un interés por recuperar esta memoria histórica, inseparable del patrimonio humano del municipio xivertense.