sábado, 3 de octubre de 2009

El multitudinario aplech carlista de 1912 en Alcalá de Xivert


Grupo de banderas jaimistas de toda la región







Margaritas de Alcalá que bordaron la bandera del Círculo Jaimista

Dña Magdalena Colóm, con D. Manuel Simó y D. Elías Milán.









La manifestación al llegar al Círculo Jaimista de Alacalá de Xivert


Salida de la iglesia parroquial después de la bendición de la bandera















El municipio castellonense de Alcalá de Xivert sobresalió por su fidelidad a la tradición de la monarquía española contra las ideas liberales importadas de la Revolución Francesa. Durante todo el siglo XIX, en el que su población no bajaba de 5.000 habitantes, proveyó numerosos hombres al carlismo. Su fidelidad legitimista se mantuvo durante el primer tercio del siglo XX, en el que la mayor parte del tiempo estuvo regido por alcaldes carlistas, mantuvo un pujante Círculo Tradicionalista y fue escenario de importantes actos y concentraciones o “aplecs”. En palabras de Vicente Meseguer, al finalizar su espléndida monografía sobre el carlismo xivertense, Alcalá “nutrió de voluntarios a las tropas carlistas de todas las guerras, y llegó a convertirse en la quintaesencia de la Tradición monárquica y religiosa”.[1]

Terminada la última guerra en 1875, el carlismo de Alcalá –como el de toda España- se sumió en un período de latencia sin apenas señales de vida. Sin embargo, tres lustros después renacería con nuevos bríos, especialmente a partir de que el farmacéutico Félix Albert Maurat se hiciera cargo de la jefatura del carlismo local, sustituyendo al anciano y ya poco activo doctor José Vela.

En 1892 se inauguró el casino o círculo social carlista, cuyas actividades sirvieron para vertebrar las simpatías con las que el partido contaba entre la población. La muerte poco después del legendario general Pascual Cucala, acaecida el 31 de Enero de 1893 en Port Vendrés (Francia), causó una honda consternación entre los vecinos de Alcalá, donde sus hijos Bautista y Francisco mandaron celebrar un solemne funeral al que acudió en masa casi todo el pueblo.

A partir de ese año, en que el carlista Nicolás Calduch accedió a la alcaldía, la nómina de alcaldes carlistas o filocarlistas -entre ellos el propio Felix Albert Maurat- dominaría la vida política local durante las siguientes tres décadas, ocupando de forma casi continua la corporación municipal.

En 1905 accedió al gobierno municipal Francisco Cucala el Roig, hijo del difunto brigadier, que sería a partir de entonces referente principal de los carlistas locales durante largos años, hasta prácticamente la Dictadura de Primo de Rivera. La población apoyaba mayoritariamente las ideas del Tradicionalismo, como prueba que en las elecciones celebradas entre 1900 y 1923 en Alcalá siempre ganaron las candidaturas del partido carlista.

Fue probablemente esta constante adhesión de los gaspatxers al ideario católico-monárquico el que dio lugar a la celebración el primer domingo de septiembre de 1912 de un aplec jaimista -nombre que adoptó el carlismo a raíz de que Don Jaime de Borbón se convirtiera en su Abanderado- que constituyó una multitudinaria demostración de entusiasmo popular por la causa tradicionalista.

Los actos fueron organizados por las tres secciones en que se encuadraban los carlistas de la localidad: el Círculo jaimista, que contaba con más de 100 socios; el Requeté, con 49; y la asociación femenina de las Margaritas, que contaban con 133 afiliadas. La celebración del acto contó con el apoyo del Jefe regional del partido, D. Manuel Simó, que trataba de eliminar la influencia caciquil que el barón de Benicasim, Don Franciso Gener, había tenido hasta entonces en las huestes jaimistas de La Plana y el Maestrazgo.

El periódico jaimista "La Voz de la Tradición", en su número del 6 de septiembre de 1912, publicó una extensa crónica de los actos que se desarrollaron aquél día en Alcalá. Su lectura nos permite tener una idea bastante completa de las circunstancias que rodearon al acto.

El sábado llegaron a Alcalá el Jefe Regional de la Comunión Tradicionalista del reino de Valencia, D. Manuel Simó, acompañado de los señores Mingarro y Bellido, de Castellón de la Plana; Criado, concejal de Valencia, y Alcón, presidente del Requeté jaimista valenciano.

El domingo por la mañana llegaron Borja de Llanza y Vicente Carbó, de la Juventud Tradicionalista de Barcelona.

A las siete y media de la mañana se formó la manifestación precedida de las banderas de toda la región. Daban guardia de honor a la bandera que iba a bendecirse las dos banderas de Barcelona.

Llegados al templo, celebró la Santa Misa el Rvdo Don Rosendo Cucala, rector de la iglesia parroquial y verdadera alma de la religiosidad de los xivertenses. Don Rosendo Cucala, que continuaba la línea de su predecesor Don Pascual Lázaro Montrós, combinada su ministerio sacerdotal con una intensa acción social a través de la Cooperativa de Consumos San José y de una Caja Rural, que realizaba una extraordinaria labor benéfica para los vecinos del pueblo e incluso de otros municipios cercanos. Con el tiempo llegaría a ser profesor del seminario de Tortosa.

Más de tres mil personas se acercaron a recibir la Comunión, tras la cual el celebrante procedió a la bendición de la nueva bandera del Círculo Jaimista, que fue apadrinada por la esposa del alcalde, Magdalena Colom, y por el Jefe Regional Manuel Simó.

Terminada la bendición de la bandera, ocupó el atril el Rvdo Don José Miliás, de la iglesia de Santa Bárbara de Tarragona, quien hizo un canto a los defensores de los ideales de Dios, la Patria y el Rey legítimo.

Una vez concluido el acto y después de que la muchedumbre abandonara el templo en una manifestación que recorrió las calles del pueblo, se celebró un banquete, bajo la presidencia de los señores Borja de Llanza, presidente de la Juventud Tradicionalista de Barcelona, Rafael Criado, concejal del Ayuntamiento de Valencia, y Francisco Cucala, alcalde de Alcalá.

Después del almuerzo tuvo lugar el mitin político, que se celebró en el patio de Moya. Fernando Albert hizo la presentación de la nutrida lista de oradores, formada por Manuel Bellido, Miguel Alcón, Vicente Carbó, Manuel Mingarro y Pedro Pascual Villamor, cuyas intervenciones posteriores fueron aplaudidas con entusiasmo por la muchedumbre congregada. Cerró el acto Manuel Simó, quien agradeció a los catalanes su asistencia al acto en apoyo de sus correligionarios del Maestrazgo y La Plana, que con este acto daban muestras de su poderoso resurgir. Su alocución terminó con un vibrante párrafo final señalando que la inmortalidad del ideal carlista se debe a que "si la Patria y el Rey son los pedestales del lema Dios, es también Dios el imán que desde el cielo los sostiene y los levanta para que hasta ellos no lleguen las injusticias y apostasías de la tierra".

Una inmensa y estruendosa ovación puso rubrica a las palabras finales del Sr. Simó, que fue largo rato después aclamado por los asistentes.

El aplec de 1912 supuso sin duda una inyección de entusiasmo para los carlistas de Alcalá y para la vitalidad de su Círculo, que continuaría contando con el apoyo de la población durante las décadas siguientes, hasta los días incluso de la Segunda República. El 4 de Junio de 1835 el propio D. Manuel Fal Conde, Delegado Nacional de la Comunión Tradicionalista, acudió al pueblo a un mitin al que asistieron 5.000 personas.

La persecución y represión durante los trágicos años de la guerra civil de cuantos se declaraban católicos, y, sobretodo, las posteriores crisis postconciliar en lo religioso y de transustanciación del ideario carlista llevada a cabo por Don Carlos Hugo, en lo político, apagaron en Alcalá lo que había sido una adhesión secular a los ideales de Dios, Patria y Rey.

En nuestros días renace un interés por recuperar esta memoria histórica, inseparable del patrimonio humano del municipio xivertense.

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